Los trastornos de formación de hábitos son a partir de ahora posiblemente de la patología más ampliamente reconocida con respecto a las naciones occidentales, y teniendo en cuenta esta realidad, las ciencias del bienestar han pasado por muchos años explorando y creando tipos de mediación útil para los pacientes que los experimentan.
Es por ello por lo que, a partir de ahora, el tratamiento de las adicciones incorpora una amplia variedad de sistemas, procedimientos y recursos de tratamiento que provienen tanto de la medicación como de la ciencia del cerebro.
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La adicción es un problema que, en cualquiera de sus modalidades, desgastará en general el bienestar físico y psicológico del individuo que la experimenta y ahogará los dos su voluntad de decisión en su rutina habitual y sus vínculos familiares y de compañerismo. Por eso es fundamental mediar restaurativamente tan pronto como el tiempo lo permita, antes de que el bucle interminable de la dependencia atrape al individuo en una progresión de actividades encaminadas a mantenerse alejado de la abstinencia sea como sea, matando cualquier parte restante de su vida.
Importante
Las adicciones pueden ser sustancias compuestas (drogas manufacturadas, licor, tabaco, hierba, etc.) o a formas de comportamiento que crean hábito (apuestas en clubes, juegos de azar por Internet…) y las dos tipologías tienen la capacidad de aniquilar el bienestar de los individuos que experimentan sus efectos nocivos. Por otra parte, los individuos que experimentan una esclavitud son sustancialmente más propensos a fomentar diferentes adicciones u otros problemas mentales, algo que generalmente se tiene en cuenta en el ciclo de tratamiento, que se ajusta y amplía en los casos de doble patología.
La mayoría de las adicciones, tanto sintéticas como sociales, funcionan igualmente en el cerebro, cambiando las partes subyacentes y prácticas de una organización de neuronas que se extiende por toda una gran parte de la mente. A medida que la dependencia se afianza, este diseño del sistema sensorial se ajusta para responder sólo al uso del medicamento o a la presentación de la conducta que crea el hábito. Este cambio realmente pretende que, suponiendo que pasen las horas y la sensación no sea capaz una vez más, aparezca el sólido malestar provocado por el trastorno de la abstinencia y, simultáneamente, aparezca la resistencia: el individuo necesita comprometerse cada vez más con la dependencia para experimentar la saciedad.
Desintoxicación
La etapa de desintoxicación es una de las más significativas, ya que el progreso del tratamiento depende del final fructífero de esta etapa subyacente en la que se rompe el bucle interminable de utilización/reincidencia de la angustia.
Esta etapa tiene un plazo típico de 21 días y espera romper la conexión establecida entre el individuo dependiente y la droga y lograr una desintoxicación total cuando él/ella está especialmente inclinado a rendirse al malestar y volver a la manera de comportarse a la que es dependiente o volver al uso sedante.
Deshabituación
La etapa de desintoxicación está firmemente conectada a la etapa de desintoxicación y comprende despojar al individuo dependiente de ese gran número de perspectivas o propensiones inseguras que él/ella estableció como una ocurrencia regular durante el proceso de hábito pasado. Para esta situación, el objetivo del tratamiento no es tan actual, e incluye ayudar al individuo con la adopción de mejores enfoques para vivir de este punto en adelante.
Este gran número de propensiones y perspectivas que regían la existencia del individuo con hábito pueden influir en su actividad experta y pública, así como en su vida cotidiana y en su relación con su cómplice o con sus amigos y familiares, por lo que lograr una deshabituación total es tan fundamental. Este objetivo puede lograrse mediante la ejecución de tratamientos demostrados deductivamente en casos de esclavitud como el Tratamiento de Conducta Mental, uno de los más utilizados en este tipo de casos.
Rehabilitación
El ciclo de restauración tiene una duración típica de un año y comprende la recuperación y preparación de una progresión de formas de comportamiento y propensiones sólidas del día a día que el individuo podría haber perdido durante su proceso de esclavitud pasado.
Integración social
La última etapa o etapa de reinserción social tiene como objetivo que el individuo dependiente recupere su vida social e individual antes de la fijación, y es además el último nivel que encabeza toda la mediación psicoterapéutica en adicciones.
Para lograr una reintegración social total, será imprescindible un desarrollo duradero durante bastante tiempo de la vida del individuo, tanto mental como restaurativamente si es fundamental, y además en el ámbito social.