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Tú puedes, Dios esta contigo

Tú puedes

Tú puedes. De vez en cuando nos suceden un sinnúmero de cosas en la vida que son un reto para sobrevivir. Nos sentimos como en un pasaje tenue, donde por más que busquemos la luz, ésta parece apagarse; en todo caso. El deseo del hombre es tan fuerte y grande, que continuamente habrá motivación para aceptar que escaparemos de nuestras preocupaciones.

Tener confianza no es sólo poner la acción en ese estado de ánimo, en una presencia ubicua, va más allá de eso. Ya que comprende en imaginar que estamos equipados para ascender después de cada caída, de manera similar al Calvario.

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Es más, esto tiene mucho que ver con cómo nos sentimos, lo que corresponde a saber cargar nuestra propia cruz. Con el paso del tiempo verás que no tiene sentido esconderte o pasar por alto lo que te ocurre. Ya que parece agravar la situación.

Así que ahora es el momento adecuado para levantarse y transmitir su cruz, lo que se convierte en lidiar con los problemas que vive. Dejar de buscar culpables o lo que es más terrible culparse a sí mismo y empezar a buscar arreglos.

Tú puedes, no te desesperes

Lo mejor de esta vida es que todo pasa, nada es perpetuo y lo que hoy consume tu espíritu mañana puede ser un recuerdo. Sin embargo, solo dependerá de que le permitas seguir adelante o te agarres y permitas que te consuma.

Para Dios eres significativo y hará todo lo que pueda estar a tu alcance para que veas que está contigo. Para ello no requieres de maravillas, la integridad del altísimo va desde una brisa básica que contacta tu rostro para reanimarte, esa música que te satisface, hasta esa sonrisa de un niño que te hizo reír sin siquiera pestañear… ¡donde menos piensas está la presencia de Dios haciéndote saber que Tú puedes hacerlo!

En el caso de que estés leyendo esto, es porque eres una persona bendecida por Dios. Tienes la capacidad de decidir lo que ocurrirá con tu vida de ahora en adelante. No dejes que tu pasado y las confusiones que hayas podido cometer te hundan en el vacío de la tristeza. Ha llegado el momento de mostrar a los demás lo mejor de ti, independientemente de que anticipen lo contrario.

Dios no pone carga que no podamos llevar

Todos tarde o temprano. En la vida debemos transmitir la pesadez de nuestros errores, convertidos en chapuzas, enfrentamientos, estrés y desesperanza. Sin embargo, deja correr el tiempo y percibirás la forma en que el encanto de la vida se ocupa de sus propias responsabilidades.

Ha llegado el momento de tener fe en ti mismo. No busques en otros lo que tu corazón necesita, en vista de que nadie más que tú puede suplir esa carencia.

Quiérete, mímate y valórate; ha llegado el momento de seguir con tu vida y no con la de los demás. Recuerda que si los demás se dan cuenta de lo bien que convives contigo mismo y de la adoración que te profesas, ellos también tendrán que valorarte.