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Supera los miedos a la hora de emprender un proyecto

Convertirse en un emprendedor de los negocios es difícil, y cuando llega el momento de dar el enorme salto nos enfrentamos a una gran cantidad de sentimientos comunes de inquietud y fragilidad. Como persona de negocios y guía de personas de negocios, les haré saber los misterios que he aprendido a lo largo del tiempo.

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Probablemente, el temor más reconocido con respecto a los negocios es la sensación de temor hacia no tener la posibilidad de saldar deudas y no tener la opción de “mantener” el modo de vida que necesitamos ahora que estamos empezando un negocio. Lo he visto muchas veces, lo escucho continuamente, y puedo decirte que es algo normal.

Miedo a la inestabilidad económica

Básicamente, debe haber un cambio de nuestra manera de pensar, en nuestra actitud o mentalidad: un cambio de la mentalidad de empleado a la de un empresario (o incluso mejor, una persona de negocios). Mientras que el trabajador suele armar su seguridad con respecto al cheque que recibe a fin de mes, el empresario debe averiguar cómo armar su seguridad con respecto a sus propias características y capacidades internas. Para eso, debemos trabajar de manera incansable en la mejora de nuestra seguridad, confianza, intrepidez, fortaleza, entre otros elementos importantes.

Además, debemos comprender que cuando trabajamos para una organización o empresa, ésta se convierte en un “canal” del exterior del mundo real y sus circunstancias. Se asemeja a un manto, que permite al trabajador prescindir, sin duda alguna, de la verdad monetaria de la asociación a la que pertenece: ¿Tuvo la organización un mes de buena venta? ¿Un mes terrible? ¿Existe una emergencia o crisis pública, mundial o del sector? Un gran número de estas preguntas se le escapan al trabajador, pero no al visionario o al empresario.

Miedo a perder la libertad

En verdad, normalmente cuando iniciamos un negocio, nos parecemos al hombre o la mujer sinfónica. Hacemos todo, todo. Sin embargo, también es un hecho que para desarrollarnos debemos averiguar cómo organizar, delegar y gestionar. Hacer estructuras que nos funcionen. Con la ayuda de un coach que nos dirija, podemos acelerar este proceso y acceder, por fin, a esa oportunidad de tiempo y activos que anhelábamos cuando nos planteamos inicialmente la aventura empresarial.

A fin de cuentas, encontrar la manera de convertirse en una persona de negocios es elegir quitar el techo que habíamos forzado como techo para nuestra compensación, para abrirnos a una realidad sin límites en la que definitivamente podemos decidir hasta dónde tenemos que llegar. La clave aquí es fomentar nuestro razonamiento esencial para hacer que nuestro tiempo valga cada vez más: tenemos que averiguar cómo lograr más con menos, o como digo frecuentemente: fabricar máquinas (organizaciones) para llevar el valor al mundo mientras descansamos.