Estrategias, cuando los pensamientos negativos llegan a tu mente resulta muy difícil e incomodo salir de ellos. Es por eso que te traemos estas estrategias que te ayudaran a salir de ellos a como de lugar.
Estrategias, no es difícil sucumbir a una dinámica de contemplaciones negativas, sobre todo cuando hemos reunido unas cuantas y se ha producido un letargo que influye principalmente en los canales que utilizamos para manejar los datos. Las consideraciones que estamos discutiendo pueden atarse de forma similar a una pequeña bola de nieve que dejamos rodar por la pendiente. En consecuencia, una idea pequeña e irreprochable, entregada sin conocimiento ni objetivo, puede acabar convirtiéndose en un tremendo gigante que contamina cada uno de nuestros sentimientos, prácticas y diferentes reflexiones.
Como la fuerza de la pelota que cae salvajemente, cada vez más grande, cada vez más rápida, las contemplaciones negativas nos despojan de energía y nos niegan nuestra solidaridad. Es más, cuanto más te rindas a esas contemplaciones negativas, más arraigadas estarán. Además, del mismo modo que es más difícil detener esa pequeña bola de nieve cuando se ha desplazado unos metros por el valle y ha adquirido tamaño, también lo es detener un trozo de contemplaciones negativas que ya ha rodado.
Estrategias ¿Qué debo hacer con esos pensamientos negativos?
La vida nos plantea retos, regularmente sin ofrecernos un respiro y sin tener en cuenta los activos que tenemos. Tener contemplaciones negativas o pesimistas en esta situación es ordinario. Sea como fuere, ocuparse de ellas, sostenerlas o, en todo caso, buscarlas reduce la satisfacción personal y tóxica la imagen que tenemos de nosotros mismos.
El razonamiento negativo aquí y allá perjudica y en muchos otros condiciona nuestras prácticas. Puede hacernos actuar frenéticamente cuando no hay necesidad o incluso instarnos a intervenir cuando en realidad tenemos una tonelada que decir en cuanto a activos y habilidades. Así pues, los razonamientos negativos condicionan con frecuencia nuestras elecciones y no realmente para mejorar las cosas.
Entonces, ¿por qué nos ocupamos de los razonamientos negativos cuando nos damos cuenta de que nos perjudican? La cuestión comienza cuando las principales consideraciones negativas saltan a la vista y no las tratamos bien. Entonces, cuando la bola es pequeña y no ha degradado todo lo que contacta. Por ejemplo, hay personas que tratan las cavilaciones negativas, o mejor dicho, la tensión que producen “robando” la nevera. Un procedimiento que generalmente produce consideraciones mucho más lamentables, por esta situación con respecto a nuestra capacidad de discreción y nuestro cuerpo.
Con este tipo de cavilaciones ocurre otra peculiaridad inquisitiva: independientemente de que sepas que tienes que dejar de recordar esa idea, es un verdadero reto desactivarla. Cuanto más contemplas el hecho de no recordarla, más la guardas para ti. Además ahí te quedas, rumiando un pensamiento que te da problemas, sin embargo puedes pensar realmente dos veces en el bienestar emocional.